En los primeros artículos de esta serie hemos explorado el concepto de Interoperabilidad y hemos revisado algunos problemas con los que me he enfrentado a lo largo de mi vida en torno a este problema, pero también es evidente que, según crecía el número de personas y servicios conectados a Internet, los problemas de interoperabilidad ha ido quedando en evidencia y ha sido necesario establecer estrategias para evitarlos o reducirlos. Sin embargo, es prácticamente imposible tratar este problema tan amplio en un simple artículo, así que nos tendremos que conformar con algunas pinceladas e ideas simples de lo que podemos hacer cada uno de nosotros de forma individual para mejorar la interoperabilidad. Desde las instituciones europeas, a gobiernos, pasando por empresas, todos están comenzando a establecer y a documentar estratégicas para combatir, con mayor o menor éxito, los problemas de interoperabilidad y todas pasan por el uso de estándares abiertos, pero lo primero que debemos hacer, si queremos avanzar, es ser conscientes del problema...
30-06-2009 - TRAS LA ESTELA DE LA ADMINISTRACIÓN
Como comenté en el primer artículo, cuando hablamos de interoperabilidad, lo que es bueno para el Estado, suele ser bueno también para los usuarios, ya que las estrategias para lograr la interoperabilidad entre sistemas heterogéneos son las mismas en todos los casos. De hecho, las Administraciones Públicas disponen de una gran cantidad de documentación muy útil para establecer estrategias contra los problemas de interoperabilidad en todos sus aspectos y dimensiones y por ello, lo mejor es aprovechar todo este trabajo.
Uno de los documentos en castellano que más recomiendo, son los Criterios de seguridad, normalización y conservación, que elaboró el MAP para su uso en la Administración General del Estado. Sin embargo, al ser criterios y recomendaciones, en lugar de una Ley de obligado cumplimiento, es una pena que no se haya hecho demasiado caso en algunas administraciones, así nos habríamos evitado problemas como el que hemos comentado de la página del Defensor del Pueblo Español, o que no sean interoperables las distintas historias clínicas, cuando nos movemos por el territorio nacional. Pero debemos tener en cuenta, que estos criterios, además de garantizar la accesibilidad de nuestra información y servicios para todo el mundo, parten de la lógica más aplastante y nos defienden de las malas decisiones tecnológicas, ayudándonos también, a mantener nuestra información segura y accesible en el tiempo, algo que es muy interesante.
Por ejemplo, entre los criterios de conservación, el 6.2, dice algo que ya deberíamos tener claro en este punto: «Se deben convertir los ficheros antiguos creados con aplicaciones propietarias a formatos que corresponden a especificaciones abiertas libres de patentes y royalties». Es más, el documento recomienda usar formatos abiertos directamente, si la aplicación los soporta nativamente, o usar herramientas de conversión adecuadas, en el caso de que la aplicación no soporte formatos abiertos. Con esto ya podemos establecer una estrategia coherente sobre el tratamiento de los formatos privativos de las aplicaciones que usamos normalmente.
No menos interesante es el criterio de conservación 4.1, que dice: «Se debe seleccionar un conjunto común de estándares de formato de fichero: gráfico, texto, datos, audio y vídeo que faciliten el acceso y circulación de la información, y su posterior recuperación y conservación». Como es lógico, lo mejor sería que estos estándares comunes sean abiertos para que puedan ser usados por todo el mundo sin trabas.
Como se puede ver, lo que nos dice este criterio es de lo más lógico y razonable, si no queremos tener problemas de interoperabilidad, pero desgraciadamente, no siempre lo tenemos presente. Más adelante, en el mismo documento, se especifican una serie de formatos abiertos recomendados para los distintos tipos de información a almacenar; texto, datos estructurados, gráficos, vectoriales o comprimidos. Es evidente que no son todos los que son y dado que el documento es del año 2004, puede que esté un poco anticuado, pero como referencia inicial no están nada mal. Desde mi punto de vista, cuando se habla de estándares abiertos, habría que calificarlos de alguna forma, como emergentes, recomendados, obligatorios, en abandono, etc, como referencia a usuarios y desarrolladores y para permitir a los usuarios la conversión de sus datos a los estándares más adecuados según pasa el tiempo y cambian las tecnologías.
Como podremos comprobar, en este documento oficial no se hace referencia a ningún formato de archivo de los que podemos llamar estándar de facto, que aunque son usados por muchos usuarios en todo el mundo, ni son un estándar, ni son abiertos por el simple y circunstancial hecho de ser usados masivamente en el mundo. Desde mi punto de vista, considerar un formato privativo como estándar de facto, es algo perverso que intenta elevar a un nivel similar al de los estándares abiertos, debemos ser conscientes de que no son un un estándar y a la larga, nos puede dar problemas de interoperabilidad.
Incluso un formato abierto puede ser fuente de problemas, nada impide que dicho formato quede igualmente abierto a la adición de nuevas funcionalidades, quizás protegidas mediante patentes, para ayudar a que se mantengan los monopolios y por lo tanto, afectando su utilidad para la conservación de la información a largo plazo.
Aunque un formato esté publicado abiertamente, no es un estándar y sigue siendo privativo, por lo que nada obliga a que las modificaciones o extensiones al formato se publiquen igualmente. De hecho, la mayoría de los formatos privativos publicados siguen llenos de trampas privativas que complican las cosas a los que los usan como si fueran un estándar abierto en sus aplicaciones. Por lo tanto, con el paso del tiempo aunque un formato esté publicado, puede acabar teniendo partes en el mismo, que solamente sean accesibles desde una aplicación privativa, que incluso puede estar protegida mediante patentes internacionales. La consecuencia directa es que no podemos garantizar la continuidad y libertad de uso de un formato por el simple hecho de que en cierta ocasión se publicó su especificación. Es decir, que hay razones de peso para considerar que un formato abierto, en lugar de un estándar abierto, no debería ser un contenedor adecuado para garantizar la preservación de la información a largo plazo, la propiedad pública de los documentos públicos, o para garantizar la libertad de elección de los usuarios.
Los criterios de normalización, seguridad y conservación para el ejercicio de potestades están en un denso documento de 171 páginas, que recomiendo leerlo detenidamente y aplicarlo en la medida de lo posible, puesto que si lo hacemos, tendremos muchas probabilidades de no tener problemas en el futuro con nuestros datos. He de decir, que es muy posible que este documento sea el embrión de los futuros esquemas nacionales de Seguridad e Interoperabilidad que desarrollarán reglamentariamente la Ley 11/2007, por lo que lo podemos considerar una interesante guía, que además, puede tener una adecuada continuidad en el futuro, proporcionando una buena anticipación de lo que está por venir desde el punto de vista normativo.
EL PROBLEMA DE LOS TIPOS DE LETRA
Los problemas de interoperabilidad pueden ser de lo más curiosos. Por ejemplo, hay gente que me ha comentado que pierden el formato de los documentos cuando los crean con Microsof Office y los intentan abrir con OpenOffice.org bajo Linux, o incluso, cuando los crean con OpenOffice para Windows y los intentan abrir con OpenOffice.org bajo Linux. En este caso, el problema de interoperabilidad puede venir de la mano de los tipos de letra típicos de Windows, como Arial, Times New Roman o Courier New. Estos caracteres privativos, que fueron creados en su momento por Monotype Corp. para Microsoft, tienen una geometría distinta a los tipos de letra usados por otras plataformas como Linux o Mac, y en especial, se diferencian en el espaciado entre la letras, que se denomina kerning. Como es lógico, otra opción sería usar siempre tipos de letra libres que puedan usarse en Linux y en Windows, pero en este caso tendríamos problemas de compatibilidad con los usuarios que usen por omisión las fuentes específicas de Windows, que como hemos dicho, son privativas.
La solución sería instalar los caracteres típicos de Windows bajo linux, lo que aunque es posible, puede ser relativamente complicado de lograr si lo queremos hacer legalmente y sin problemas con los derechos y licencias de Microsoft. El caso es que existe un procedimiento para instalar estas fuentes desde los repositorios de Microsoft, pero como hemos dicho, es complicado, e implica usar una gran cant="http://en.wikipedia.org/wiki/Liberation_fonts">Liberation Fonts y que son compatibles, o interoperables, con las de Windows. Hay que señalar, que la mayoría de las distribuciones, al menos así ocurre con mi Mandriva 2008.1, disponen de un paquete específico con estas fuentes, pero en caso necesario, nos las podemos bajar directamente de RedHat.
Tras instalar las fuentes en el directorio /usr/share/fonts/liberation de nuestro sistema Linux, será necesario configurar Gnome, o el Kde, para que las use adecuadamente y estén disponibles para todas las aplicaciones del sistema. Asimismo, podemos usar las tablas de sustitución de OpenOffice bajo Linux para que use automáticamente las correspondientes Liberation fonts cuando detecte una fuente Arial, Times New Roman, o Courier en un archivo procedente de Windows. Esto también lo podemos hacer con OpenOffice, o con Microsoft Office bajo Windows, para que seleccione automáticamente las fuentes adecuadas de Windows, cuando abramos un documento creado en Linux que use las Liberation Fonts. Claro que debemos tener la precaución de usar las Liberation Fonts, en lugar de las fuentes típicas de Linux, cuando queramos tener interoperabilidad con Windows, por lo que son las que yo uso normalmente en mis documentos.
MEJORANDO LA INTEROPERABILIDAD DE OPENOFFICE.ORG
Como hemos comentado en nuestro artículo anterior y sin entrar en polémicas entre bondades o defectos de las suites ofimáticas libres o privativas, lo cierto es que OpenOffice.org es una buena opción si queremos usar los estándares abiertos más avanzados, como el Open Document Format (ODF), o el Portable Document Format (PDF), ya que ambos están soportados de forma nativa y de forma muy interesante, por esta aplicación ofimática libre.
Además, OpenOffice.org puede abrir y almacenar archivos en los formatos de Microsoft Office, lo que puede que no sea una buena idea, en lo que respecta a la conservación de documentos a largo plazo, o a la interoperabilidad con otros usuarios, pero también es cierto, que OpenOffice.org, gracias a esta funcionalidad, puede ser usada como herramienta de conversión desde los formatos privativos de Microsoft a estándares abiertos.
Anteriormente hemos visto la forma de mejorar la interoperabilidad entre las aplicaciones Windows y Linux a nivel de caracteres, lo que es especialmente interesante para mejorar la interoperabilidad en lo que a la estructura de documentos se refiere, pero también se pueden hacer algunas cosas más, para mejorar la interoperabilidad de OpenOffice.org y sus funcionalidades con otros estándares abiertos, como el PDF.
Por ejemplo, si instalamos Sun PDF Import Extension [Beta], podremos modificar los archivos de OpenOffice.org almacenados en formato PDF, aunque no dispongamos de los archivos originales. Cuando tenemos esta extensión, los archivos PDF son importados en Draw e Impress, para conservar su estructura y para permitir una edición básica de los mismos. Esta es una solución muy interesante para hacer pequeñas correcciones, o cambios en el documento PDF, como fechas, cifras, o pequeñas partes del texto. Desgraciadamente, no se pueden importar en este momento los documentos PDF nativos, es decir, los que no han sido creados con OpenOffice.org. Hay versiones de esta extensión para las distintas plataformas para las que está disponible OpenOffice.org en su versión 3.X, por lo que también la podemos usar desde Windows. También está previsto que en siguientes versiones de este añadido se mejoren las capacidades de edición de los documentos PDF.
Esta extensión también permite algo muy curioso e interesante cara a la interoperabilidad y el almacenamiento de la información a largo plazo, como es la exportación de un PDF híbrido, es decir, un PDF con el archivo fuente, en formato ODF, embebido en él. De esta forma, el PDF híbrido se puede abrir desde OpenOffice.org como si fuera un ODF normal, sin perder el formato original del documento y con todas las posibilidades de edición que permite el programa. Sin embargo, los usuarios que no dispongan de OpenOffice.org podrán seguir abriendo la parte PDF de ese archivo híbrido sin problemas, por lo que seguirá siendo interoperable con los lectores PDF tradicionales. En este momento es una de las opciones que más utilizo con OpenOffice.org cuando genero mis documentos y deseo garantizar su interoperabilidad a largo plazo, pero sin renunciar a las posibilidades de edición cuando los abro en mi sistema. Es más, usando Sinadura o PortableSigner, puedo añadir una firma digital a estos archivos PDF, lo que también es interesante, ya que firmar el documento, no me impide editarlo posteriormente aunque, como es lógico, con ello se pierde la validez de la firma. Hay que señalar que OpenOffice.org también me permite firmar digitalmente y verificar la firma digital de documentos almacenados en formato ODF.
Para crear un archivo híbrido, una vez instalada la extensión Sun PDF Import, seleccionaremos la secuencia de mandatos Archivo | Exportar en formato PDF y en el recuadro de diálogo que nos aparece en pantalla, seleccionaremos las opciones PDF/A-1, que es una opción para almacenamiento a largo plazo de documentos PDF (encapsula todos tipos de letra que se utilizaron durante la edición y las etiquetas PDF) y la opción Crear archivo híbrido, seguido de la pulsación del botón Exportar. Bastará con seleccionar un nombre y trayectoria para nuestro archivo PDF en el siguiente recuadro de diálogo y volver a pulsar el botón Exportar, para finalizar el procedimiento.
También hay disponible un visualizador de archivos en formato ODF para Firefox. Este visualizador ODF también permite exportar el documento a PDF con solamente pulsar un botón en la interfaz de usuario del plugin.
MEJORANDO LA INTEROPERABILIDAD DE MICROSOFT OFFICE
Comenzaremos por mejorar la interoperabilidad de Office 2000, Office XP y 2003, con Office 2007. Para ello, existe un paquete de compatibilidad disponible en la misma página de Microsoft. Mediante su instalación, se podrán abrir, editar y almacenar, archivos en los nuevos formatos utilizados por Word, Excel y PowerPoint 2007. El Paquete de compatibilidad también se puede usar con Microsoft Office Word Viewer 2003, Excel Viewer 2003 y con el Visor de PowerPoint 2003, para poder abrir con con ellos los archivos de Office 2007.
Gracias a este paquete de interoperabilidad ascendente, no es necesario actualizarse a Office 2007 para obtener la interoperabilidad con sus formatos más modernos. Desgraciadamente, no siempre se tiene en cuenta esta posibilidad y hay muchos contratos de la Administración en los que se argumenta esa necesidad de interoperabilidad con Office 2007 para pagar nuevas licencias de Office, como ocurrió recientemente con el contrato de actualización de los ordenadores del Defensor del Pueblo Español, que además, se actualizaron a Windows Vista, con la simple excusa de la interoperabilidad, en este caso se gastaron 84.908 euros, para equipar a 190 ordenadores.
Desde el punto de vista de la interoperabilidad bien entendida, los beneficios de este añadido para las versiones de Office anteriores a la 2007, quedan reducidos a poder abrir, editar y almacenar archivos en los nuevos formatos de la última versión. Pero no nos equivoquemos, yo no recomiendo usar los formatos de Office 2007 para almacenar información por los motivos que ya he explicado anteriormente y menos, si queremos que esa información pueda ser usada por otros usuarios sin problemas, o que permanezca en el tiempo, pero para los gustos, los colores.
Microsoft tampoco ha sido ajena a las necesidades y a las nuevas tendencias en materia de interoperabilidad que demandan los usuarios. Se puede decir que las presiones para lograr una mayor interoperabilidad con los productos de Microsoft, aunque no sin resistencia por parte de la empresa, están obrando sus frutos en el mercado global. Por ello, en mayo de 2008 Microsoft anunció que con el Service Pack 2 para Office 2007, que se lanzaría en el primer semestre 2009, se ampliarían los formatos soportados por Office, añadiendo compatibilidad con XML Paper Specification (XPS), Portable Document Format (PDF) 1.5, PDF/A y Open Document Format (ODF) v1.1. Con este Service Pack los usuarios podrán abrir, editar y almacenar documentos en ODF y almacenar archivos en XPS y PDF, sin necesidad de recurrir a ninguna aplicación externa. Incluso se puede configurar Microsoft Office, para que use ODF como formato por omisión a la hora de almacenar documentos, en lugar de los formatos nativos de Office, que desde mi punto de vista, sería lo más recomendable, si deseamos obtener interoperabilidad con otros usuarios y en el tiempo. Sin embargo, también es cierto, que ha habido quejas sobre la implementación del estándar abierto ODF en el SP2 que se publicó el pasado abril, por lo que esperamos que mejore en el futuro el soporte proporcionado por Microsoft al estándar abierto ODF 1.1.
Lo cierto es, que poco a poco, pero sin pausa, las Administraciones Públicas españolas se van adaptando a la Ley 11/2007 y ya van apareciendo páginas de la Administración que presentan la documentación usando exclusivamente estándares abiertos e interoperables, dejando de aparecer el peligroso y omnipresente DOC de ellas. Incluso ya se comienzan a ver páginas en las que se usan el formato ODT como formato para distribución de formularios y documentos editables, de forma alternativa al DOC.
Para lograr la interoperabilidad de Office con los formatos ODF, también se puede recurrir al añadido OpenXML/ODF Translator Add-in for Office, que podemos encontrar en Sourceforge. El objetivo de este proyecto, que ha sido nominado para los premios de la Comunidad de 2009, es la de permitir la interoperabilidad entre las aplicaciones basadas en ODF 1.1, como OpenOffice.org y las basadas en el estándar ECMA Office OpenXML, como es el caso de Office 2007. Hay que señalar, que este es un proyecto muy activo, siendo la última versión del plugin de marzo de 2009 y que existe una versión para la línea de mandatos de este conversor, que puede ser usada para convertir archivos una gran cantidad de archivos en procesos por lotes, liberando a nuestra organización de los peligrosos formatos privativos.
Como podemos ver, el ODF ya no es un formato ajeno a Office y no hay problemas para usar este estándar abierto como formato por omisión para el almacenamiento y recuperación de documentos creados con Office. Con los añadidos disponibles libremente en la Red podemos convertir el ODF en nuestro formato estrella para el almacenamiento de información, con independencia de la tecnología que usemos. Como hemos visto, el ODF es un formato que podemos abrir con casi cualquier aplicación, tanto privativa como libre, desde procesadores de textos, a navegadores web.
Con muy poco esfuerzo podemos hacer que nuestras aplicaciones sean compatibles con los estándares abiertos ODF y PDF, garantizando así la accesibilidad y la recuperación de nuestra información desde cualquier plataforma tecnológica. Como es lógico, cuantos más usuarios instalen estos añadidos en sus sistemas Office, más interoperabilidad ganaremos entre todos y más sencillo será el intercambio de información en la Red, así como su conservación a largo plazo.
Por supuesto, visto lo visto, las Administraciones Públicas deberían tener instaladas todas estas herramientas de interoperabilidad por omisión en todos sus sistemas Windows y en base a lo que se establece en la Ley 11/2007, hacer uso de ellas para utilizar solamente estándares abiertos en sus relaciones con otras administraciones y con los ciudadanos, que como se puede ver, se puede lograr con independencia de la plataforma tecnológica que se esté utilizando. Para ampliar la información sobre las ventajas del uso del estándar ODF, recomiendo la lectura de los documentos que hay en esta página de la Comisión Europea.
Fernando Acero
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Artículos anteriores:
El problema de la interoperabilidad I parte: Las definiciones
El problema de la interoperabilidad II parte: La realidad