El Día del Software Libre es un evento que se realiza en distintas ciudades del mundo con el objetivo de expandir la filosofía y el uso de este tipo de software en la sociedad. La característica que diferencia al software libre del de pago es que se distribuye con una licencia que permite la libertad de ejecutarlo, de conocer el código fuente, de modificarlo o mejorarlo y de redistribuir copias a otros usuarios, y que normalmente es gratuito, aunque no siempre.

De todo ello se habló ayer en el Palacio Euskalduna durante la celebración del día Internacional del Software, que corrió a cargo de la oficina técnica de software libre Sale (Software Askea Libre Euskadin). En Euskadi, esta oficina del Gobierno vasco diseñará las bases «que permitan que la adopción del software libre en la Administración Pública sea algo natural», una iniciativa que «en el futuro cercano» permitirá al Ejecutivo conseguir «importantes ahorros», según su portavoz, Idoia Mendia.

El objetivo que persigue Lakua es lograr «mejoras» en la organización de la Administración y contribuir al «cambio social». El responsable de dicha oficina, Daniel Armendáriz, explicó que no sólo ofrece asesoramiento tecnológico, sino que ha organizado «sesiones de difusión» de este tipo de programas para técnicos y «gente que está tomando decisiones» en el Ejecutivo. Según Armendáriz, existe una «demanda social» de software libre, por lo que a través de la web de la oficina, los ciudadanos podrán plantear sus dudas sobre el tema a un panel de expertos.

Durante la jornada, se ofrecieron experiencias de software libre en la administración pública de algunas comunidades autónomas, y el cocinero Fernando Canales explicó su forma de entenderlo a través de la gastronomía. «La historia de la cocina es el software libre», señaló al mismo tiempo que invitó a la reflexión. «¿Os imagináis que cada uno en su casa no pudiese hacer merluza en salsa verde porque no puede acceder a la receta?», concluyó el reputado restaurador.


Deia