Nichos y modelos
El software libre hecho negocio
23 de Marzo de 2009
El que resiste gana, decía Camilo José Cela. Guadaltel es un ejemplo de ello. De cómo una forma de entender la vida, aprendida en la Universidad española de los años setenta, acaba siendo la fórmula del éxito de una empresa que, en principio, parecía circular contra corriente. En aquellos años en los que la Escuela de Industriales de Sevilla tenía la única computadora que había en España de Despeñaperros para abajo, los estudiantes construían programas informáticos, hojas de cálculo, procesadores de texto "Todo lo intercambiábamos, y nos alegrábamos cuando alguien mejoraba una idea tuya", recuerda Manuel Gutiérrez, primer ejecutivo y socio de Guadaltel: "había una cultura de generación de ideas"
Una evolución en la que lo asombroso no es que sobre uno de sus programas circulen cada día unas 200.000 notas de comunicación interna entre consejerías y organismos de la Junta de Andalucía. Lo extraordinario no es que toda la Administración andaluza utilice su portafirmas electrónico. Ni que toda su gestión económica, de la compra de una grapadora a un contrato de decenas de millones de euros, se realice con otro de sus desarrollos. Lo realmente admirable es que su sistema Trew@, con el que la Junta de Andalucía informatiza sus procedimientos de tramitación administrativa, es el único caso de un software desarrollado en Andalucía que se utiliza masivamente por programadores de todo el mundo.
Y es así porque todos estos programas informáticos son libres, abiertos y forman parte de sus 60 aplicaciones que están a disposición de quien quiera utilizarlas en el Repositorio de Software Libre de la Junta de Andalucía. Así, los guardas forestales de la Rioja se sitúan en el monte utilizando los satélites mediante un sistema libre desarrollado en Sevilla por Guadaltel.
El mismo, pero adaptado a sus necesidades, que utiliza la Junta andaluza para elaborar mapas o controlar el agua del Guadalquivir. Los programas desarrollados por los informáticos de Guadaltel se usan en consejerías, ayuntamientos, empresas públicas y universidades. Desde Asturias y Galicia, a Castellón, Madrid o Canarias. Y en empresas privadas, que suponen un 30% de sus clientes.
¿Dónde está su negocio, si sus desarrollos pueden ser utilizados por cualquiera sin necesidad de pagar previamente una licencia por ellos? "Son herramientas abiertas, pero complejas", afirma Gutiérrez para explicarlo. Así que, en la mayoría de las ocasiones, cuando alguien quiere adaptar uno de esos sistemas a su organización recurre a quien lo ha desarrollado. "Cualquiera puede hacerlo, es cierto. Pero sería un poco más caro que si lo hace el que lo diseñó, ese es el negocio", resume Gutiérrez.
Mientras, los mastodontes de la informática, con enormes estructuras, miles de empleados y costosísimos departamentos de I+D, no tienen más remedio que facturar sobre licencias. No les es rentable cobrar por adaptarlas a clientes particulares. Es un negocio, dice Gutiérrez, "dónde lo que vale es la idea, la frescura, la chispa". Es ahí donde las nuevas, jóvenes, dinámicas y atomizadas pymes del sector del software libre han encontrado un nicho que les permite financiar y rentabilizar sus desarrollos informáticos. Es ahí donde Gualdaltel ha prosperado hasta convertirse en una de las indiscutibles referencias de la informática de fuentes abiertas.
En un mundo en el que gigantescas sociedades nacidas en garajes, aprovechando el auge de los PC, parecían dominar todo el mercado, pequeñas empresas como Guadaltel prosperan cada día con mayor éxito. "La capacidad de innovación está estrechamente vinculada con la capacidad de colaboración", resume Manuel Gutiérrez para explicar este fenómeno en el que unas empresas colaboran con otras para hacer negocio.
Público