Tras quedarse
prácticamente fuera del mercado con Windows Mobile, Microsoft trata de repetir contra Android la misma estrategia que le funcionó contra Unix. Aproximadamente en la década de 1994 a 2004 la competencia y la falta de compatibilidad entre los vendedores de Unix dejó un hueco abierto para Windows NT. Al principio, nadie se tomaba muy en serio a Windows NT 3.51, pero rápidamente la facilidad de instalación y uso, la disponibilidad de drivers, las sinergias con Internet Information Server y SQL Server y unos precios más bajos que Unix permitieron a Microsoft ganar una buena cuota de mercado en servidores que no empezó a declinar hasta que se popularizó Linux.
Microsoft ha montado nuevos laboratorios, contratado nuevos gerentes y tomado nota de las lecciones aprendidas de iPhone, y parece estar dispuesta a emplear a fondo la
apisonadora para recuperar la cuota de mercado perdida ofreciendo a los usuarios terminales certificados bajo unos estándares de calidad hardware y software rigurosamente controlados por Microsoft.
Está por ver qué pasa. Microsoft siempre ha sido temible como el
ojo de Sauron, pero el gigante de Redmond ha perdido mucho fuelle desde que se retiró Bill Gates. Steve Ballmer dijo en 2005 que
ellos ganarían la web y
ni con todo el oro del mundo han conseguido que Bing tenga más de
quince minutos de gloria. Y entre las características que Microsoft impondrá en los terminales Windows 7 se encuentran tres botones estándar uno de los cuales es ¡horror! el icono de la ventanita Windows. Además, para ganarle la partida a Android, Microsoft necesita contar con las telcos, a quienes tendría que hacerles una
jugada tan buena como la de iPhone. Microsoft no puede permitirse liberar Windows Phone 7 y competir con Android directamente en la arena Open Source ganando dinero con la segunda derivada de la publicidad como hace Google.
Sergio Montoro en «La Pastilla Roja»